viernes, 14 de octubre de 2011

Por fin sale a la luz pedofilia en el Sodalitium

Por Roberto Valdivia
robertovaldivia77@yahoo.es

La noticia constituye el corolario de una crónica anunciada. La cacareada "pureza" de sus consagrados, el nauseabundo olor a "santidad" de que presumían, la rígida y estricta "metodología de selección" de sus miembros, la presunta "vocación religiosa" de que hacían gala, sus largos y meditados procesos de discernimiento en San Bartolo para consagrar plenamente sus vidas a Dios... no eran más que una gigantesca farsa.

Daniel Bernardo Beltrán Murguía Ward, el sodálite experto en informática, es el primer consagrado de esta secta destructiva que es capturado con las manos en la masa, seduciendo a indefensos niños pobres, abusando de menores, practicando sexo oral con ellos, fotografiándolos desnudos.

Se trata del primer sodálite que conoce la opinión pública que vive buscando el placer sexual en nombre de Dios. Lo que no se conoce aún es cuánto tiempo ha estado abusando de menores, cuántas son en realidad sus víctimas, cuáles son los nombres de sus cómplices, como es que está organizada la red internacional de pedofilia para la que trabaja y quienes son los encumbrados que la dirigen y que han protegido al depravado hasta hoy.

Estos son los sujetos a quienes la élite de la sociedad peruana encarga sus hijos para que sean preparados en los retiros de confirmación, o que los entrega incautamente a participar en los Convivios, o los matricula en los exclusivos colegios San Pedro o Villa Cáritas en La Molina, o que los envía a formarse en el Instituto del Sur o a ser profesionales en la Universidad Católica San Pablo del Sodalitium.

¿Debemos ahora creerles que esta vergonzosa situación era "hasta ahora totalmente desconocida" para ellos? ¿Podemos aceptar que estos abusos los han "sorprendido y golpeado dolorosamente" en su comunidad? Hay que ser muy incauto para pensar que la ola de pederastía clerical que ha reventado estruendosamente en todo el mundo en los últimos cinco años tenía una isla virginal en el Sodalitium.

La misma iglesia católica jamás aceptó la "tolerancia cero" para los clérigos que caían en la desgracia de ser sorprendidos en sus andanzas sexuales con menores. Acudió a la caridad cristiana y al perdón para "rehabilitar" a sus pederastas, cambiarlos de parroquia y finalmente aplicar la bondadosa "tolerancia uno" que terminó convirtiéndose en "tolerancia 80" para Nicolás Aguilar en México y "tolerancia 130" para George Geoghan en Boston.

Lo peor de estas instituciónes religiosas que "cazan niños" no es el abuso sexual en sí (que de hecho se da en muchos grupos sociales), sino el encubrimiento de sus abusos sexuales bajo un manto de sacralidad y divinidad. Es la utilización de Dios para sus fines orgásmicos; y el ocultamiento de sus crímenes al mejor estilo sectario y al más puro actuar de las mafias más tenebrosas.

Salíó a la luz el primer victimario sexual del Sodalitium. No es el más grande. Beltrán Murgía es solamente un pez chico, una lorna religiosa. Pronto saldrán a la luz, inexorablemente, los peces gordos, las ballenas religiosas y las vacas sagradas. Y saldán también, cobrando valor y dignidad, las víctimas que han callado un silencio fundacional.

jueves, 26 de agosto de 2010

Mensaje de Bienvenida


Iniciamos una era de publicaciones contra la pederastia clerical en el Perú. Los documentos que se darán a conocer a partir de ahora servirán de referencia para profundizar las investigaciones sobre este problema de boyante actualidad. Esperamos las denuncias de las victimas tanto como los aportes de todos los interesados en terminar con la impunidad de las sotanas. Somos parte de un movimiento mundial que reivindica los derechos de quienes han sido abusados en el nombre de Dios. Basta de encubrimiento, ocultamiento e impunidad. Escrìbanos a franciscofreetwon@gmail.com